domingo, 24 de octubre de 2010

Lloro.

Y lloro. Lloro porque esta situación me hace tanto mal como a ti. Lloro porque me cansé de las peleas, del "ciclo", de la confrontación. Me pone mal, me pone triste, me enfurece. ¿Será porque te quiero? ¿Será porque me importás? La verdad es que no lo sé, me encantaría saberlo, pero no lo sé. Tal vez son mis ganas de ver que todo esté bien, de que el problema esté ausente. Tal vez es que no me gusta estar de malas con nadie. Tal vez, pero son sólo hipótesis. Hipótesis que abundan en mi cabeza y que me hacen pensar, que me generan reacciones psicosomáticas. De golpe expresás un montón de sentimientos que tenías guardados dentro tuyo y yo no sé que hacer. Tal vez por eso es que lloro. Por mi impotencia, por mi ignorancia, por mi egoísmo. Me siento desconsiderado, siento que he tenido todo frente a mi y que no he hecho nada al respecto. Pero yo lloro, y aún busco la explicación que me satisfaga.

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