lunes, 11 de octubre de 2010

Instantánea! Una mañana de oktubre, entre las 6:30 y las 8:30.

Casi me siento a escribir de lo mismo de siempre. Sobre el pesimismo, la depresión, la melancolía adolescente, que tan recurrentemente es tocada, pero que a Mí, me tiene harto. Ya no quiero saber más de eso, y ojala pudiera (el año que lo descubra ganaré un Nobel o algo así) erradicarla de mi ser. Pero lamentablemente, como a muchos otros les ocurre, no puedo. Me veo incapacitado, impotente, limitado, angustiado. Pero eso, lo dejo para otro momento. Ahora quiero escribirle a mi papá y a mi Pati, y sabes que viejo? Te quiero :P A mi hermana que la extraño como jamás he extrañado a nadie en mi vida, y que por loco que suene, cada día aprendo a quererla de formas distintas. Un día es mi consejera, y así es como doy o no ese tan “esencial” paso en mi diezyseisañera existencia, otro día simplemente es otro ser querido que ya no está, y a veces está y mucho, mucho más aún que algunas personas que tengo a mi lado físicamente. Ahí pienso más y más fuertemente en su imagen, y recuerdos brotan de mi con el mismo raudal que la fuente esa de las luces en el Parque de los Aliados. Pienso en un amigo, y en otra, y en otra, en tres amigos que están allá arriba, donde se hizo de noche. Pienso en ellos y me doy cuenta que cada uno de ellos es querido y extrañado por mi de manera distinta, ya que cada uno tiene ese toque que hacía de mi día a día algo diferente. Ya sea por largas horas de skype, donde no era necesario emitir palabras ya que cámara y teclado de por medio nos arreglábamos, con la ocasional aparición de algún pollito o de alguna banana del tamaño de un dedo índice; por las locuras que otra cometía (y que espero que siga cometiendo) y que tanto tanto me hicieron reír, o por las charlas face-to-face, que, whiskola, champagne, vodka (o cualquier sustancia con graduación alcohólica, menos vino y/o grapamiel que no me agradan) de por medio hacían que las 3 a.m. de un martes cualquiera, se hicieran LAS 3 a.m. de ESE martes.
Pero como pienso en personas distantes, también pienso en esas personitas con las que hablo, con las que me veo casi a diario, algunas con las que me llevo muy bien, otras ni tanto, y otras que no quiero ver ni en figuritas. Recuerdo algo que leí ayer y que me hizo llorar un poquito, decía que el tiempo es el único que nos muestra cuando ya puede ser demasiado tarde para remediar las cosas, pero como dije al principio, ésta no es la típica nota adolescente para cortarse las venas con una galletas al agua, es tan sólo un momento de inspiración (que los que me conocen saben que son aprovechados al máximo por mí).
Es un pensamiento, que te lleva a otro pensamiento y que luego a otro.
Me acuerdo de gente que he perdido, que he herido, y que ahora ya no hay vuelta atrás, porque como me dijo mi profe de expresión corporal del colegio: “SI por cada vez que actúas mal, clavas un clavo en una puerta, por más que luego actúes bien y los remuevas, el agujero quedará”.
Pienso en un amigo y su patineta, en una amiga y su pelusa, en una amistad extraña, particular; porque no simplemente una amistad. En la capacidad de una persona para aparecerse y pretender cambiar lo ya establecido, dejar su marca. Y en lo que más pienso, lo que más me cuestiono, es como llamar “amistad” a algo que debería fluir libremente, pero que tiene tanta fricción como la existente entre un dínamo y la rueda que lo hace funcionar. No hay nada que planear éste tipo de relaciones, dos personas se llevan bien, se quieren, son amigos y punto. Si en cambio, para que la amistad pueda concretarse, hay que pensar en si llamar o no, en si publicar o no, hay que pensar si “seré molesto o no”, entonces esa amistad como tal no esta basada en las verdaderas bases de lo que tal implica para mí, es simplemente una relación entre dos individuos de la especie humana. Por una persona que te gusta, y esto está escrito en libros tan antiguos como la Biblia, hay que hacerse desear, ignorar llamadas, hacer apariciones limitadas para que la ausencia cause más deseo de volver a verse, hay que “hacerse el gato”. Pero por un amigo, simplemente, no.
Pienso en otra amiga, en mi tortilla favorita, y en como se ha colmado de gays y lesbianas (homos en general) mi ciudad y la de al lado, en como hoy vi por el centro de la capital a las 8 a.m. dos chicas caminando por la vereda tomadas de la mano sin que nadie las mirara “raro”. Es algo lindo, algo bueno, algo que me hace sonreír. Y es una realidad, los putos nos invaden y nadie lo ha notado aún.
Me acuerdo de un amigo que es mí amigo, hoy pasé por su casa, que me fascina y él lo sabe. En como me sincero con él, como me divierto, como paso fantásticamente, por más de que lo vea no muy a menudo, con el que me texteo bastante y que está comiéndose a un rubio que es un papazo.
Y pensar en él, me lleva a pensar en otro, un flaco alto que come como si fuera un muerto de hambre, que fundará una empresa de mensajes cachondos, y que nos hará llenar de oro.
Pienso en como alguien puede decirte que está todo bien pero tanto tú como esa persona saben que no lo está. Saben que no van a juntarse, que ese paseo no va a ser llevado a cabo, y bueno, es triste, pero es la realidad.
Y pienso en mis amigos, en esos de hace rato, que son “de toda la vida”, en lo nuevos, que conozco hace poquito, pero con los que ya comparto historias, anécdotas, secretos, y en los que son amigos, pero a veces dudo hasta que punto.
Ah, debería dejar de pensar tanto, me haría bien no torturarme tanto, no dedicar mucho tiempo de mi día en concentrarme en esa persona que ya no se si por más que la “conozca”, sepa que existe, que es real, existe en mi imaginación muy distinta, es ya casi una ilusión. Espero su llamado ya a cualquier hora, en cualquier momento, con ganas, con ansías, sin ánimo. Ya no vale la pena, o sí? Ése es le leit motiv de mi actuación, pensar que algo ocurrirá, aunque no se cuando. O tal vez no. Por suerte estoy viendo a una mina que es groza, y que espero y confío en que me ayudará a dar ese clic que tanto necesito. Ella y su reloj que mira hacia el Sur, cuyas manecillas giran en otro sentido.

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