martes, 23 de noviembre de 2010

Sobre cómo mi cabeza hizo PUM.

¡Maldito seas! Maldito seas parásito que habitas en el rincón más profundo de mi cabeza. Malditos sean tus estados de ánimo, tus rabietas, tus pataletas, tus celos. ¡Maldición! Gracias a ti, he maldecido más en estas líneas que en mi vida entera. Gracias, de veras lo aprecio mucho. Y no es tarea sencilla tener de huésped allá atrás alojado. Ya que no pagas la renta, tu horarios cambian como el viento, te paseas de un lado a otro causando estragos a tu paso y nada te importa, ya que sabes que pase lo que pase, no serás tirado a la calle. No. Ya que como todo buen parásito que vive en la cabeza, la única forma de echarte de aquí es integrándote, haciéndote parte de mi organismo, integrándote a mis funciones. ¿Y eso como se logra? Admitiendo que no hay tal parásito, que no existen, que no eres más que un producto de mi imaginación para justificar mis actos, mis sentimientos. Eres sólo una pequeña creación de mi cerebro para culparte de los errores, de las fallas, de las decisiones tomadas que no resultaron. Eres solamente eso, un invento, un error en mi sinápsis, un "algo" cuyo propósito es ser culpado de cuando me ponga mal, de cuando hago algo estúpido, se cuando algo no anda bien. De cuando algo no está bien.
Así que habiendo aclarado esto, te deseo la mejor de las suertes criatura de mi psiquis, espero que encuentres otra mente que perturbar, otra persona que traumar y otro corazón que hostigar.
¡Adiós! :D 




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