miércoles, 13 de julio de 2011

Te ibas.

Te rodea, te sigue.

Está ahí, pendiente.

 A veces avisa y la visita está más programada que la cita con aquel especialista de la salud con el que tienes veintiocho días de espera hasta la consulta. Otras veces llega casi en la hora, como ese tío que nunca sabes si irá o no al asado del domingo y llega a las dos de la tarde, cuando ya está todo el mundo por sentarse  a la mesa, con una botella de vino y postre.  Y a veces también, perdón, mejor dicho la gran mayoría de las veces llega, no pide permiso, pasa, y se instala. Estabas viendo una serie de adolescentes ingleses en la madrugada de un martes, oíste tal canción, y cae. Volvías del interior en el ómnibus y también, suena aquella de los fuegos artificiales y vaya a saber uno que tan rebuscados tienes tus pensamientos que también se te presenta. Ves una película, aparece, vas al liceo, aparece, ves las nubes, aparece, sales a comprarte ropa, te tomas el ómnibus al liceo, escuchas tal o cual canción, piensas en nada, aparece, aparece, aparece y aparece. Es como que no quiere caer en el olvido, no. Pero de lo que no se da cuenta es que nunca jamás lo hará. Estará tan presente como el primer día, como el segundo, como aquella vez al mes, y como ahora, que ya va a ser un año. No es tan fácil, no. Al menos no para mí. Aún no he adquirido la capacidad de borrar mis memorias, de olvidar un pensamiento, o al menos de obviarlo cuando se materializa en mi mente, y no creo que quiera hacerlo.

Es lindo recordar, en cierta medida. Mientras que uno pueda seguir para adelante, ¿por qué no tener en cuenta lo pasado? Es más, es hasta necesario acordarse de lo acontecido, ya que eso es lo único que mantiene viva a la memoria.

Así que llegó, y otra vez no aviso que iba a venir. Pero para esta vez yo ya estoy preparado, como cuando uno llega a casa de su abuela al mediodía sin avisar y te está esperando con una milanesa recién hecha, como si supiera que ibas.

Me atrapó la noche, me atrapó sensible, melancólico, nostálgico, y no pude más que escribir esto. Ya que como dije antes, ya va a ser un año. Y un año no es poco, por el contrario, un año es mucho más de lo que generalmente se percibe. 

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