domingo, 30 de octubre de 2011

Y florecerás en cada primavera.

Ya lo negué.
Ya te mandé a la reverenda mierda por pendeja idiota y egoísta.
Ya visité a la "genia del reloj que mira al sur".
Ya lloré y sentí un dolor inconmensurable, todo el tiempo.
Y, por fin, ya acepté todo y logré salir adelante y vivir con ello.

Y se añora más aquello que nunca se llegará a vivir, no lo que en cambio sí se vivió.

Felices 23 Yumi.

3 comentarios:

  1. hermoso joaqo,
    te mando un abrazo grande! saludos para toda la familia.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Mati, le mando a todos :)
    Uno enorme para vos también, ¡espero que la lleves bien con ese viaje!

    ResponderEliminar
  3. Tal vez no debiera estar acá. Pero hoy escuché música y mi mundo, que por momentos apenas se sostiene de pie, se vino abajo.
    Tengo tantas ganas de hablar contigo...
    La música, una parte de mi vida hasta que se fue Yumi. Después ya no pude, no más. Pasé de respirarla a cuidarme de ella. Pero a veces, solo a veces, pongo algo. Hoy fue La Teja, podría haber sido cualquier otra cosa.
    Y volvió a pasar lo que tanto evito. Se me llenó el alma de ausencia. Te explico. No es extrañar su cara ni su voz, ni sus ojos ni su risa. Es extrañarla toda. Es que me falte toda.
    Si te digo invierno en qué pensás? Frío, cielo gris, olor a tierra mojada, ropa de abrigo, fuego de estufa. No es aquél día en que te helaste, ni el cielo visto desde tal lado, ni un buzo u otro. Es todo eso y más convertido en una unidad indivisible. Es el invierno.
    Así viene la ausencia de Yu. Entera e indivisible. No es su voz diciéndome pepín, ni los cambios que nunca percibí en su pelo, ni su risa por los chistes malos que cultivaron con Pati. Es toda ella entera y la nada entera que me quedó en el alma.
    Y estoy llorando tanto…, sufriendo tanto. Y tengo tan poca idea de qué hacer con eso…
    Que lo comparto contigo, mi hijo al que tanto quiero y tanto admiro. Vos, el que has hecho de este lugar un lugar donde perder y encontrar a Yumiko. te lo tomo prestado y sin permiso.
    Yo, nosotros, no andamos por la vida en una eterna marcha triunfal. Mas bien caminamos sin poder y a veces sin siquiera intentar ocultar nuestras cicatrices. Pero a diferencia de los que van acompañados por el brillo de un camino previsible y sin tropiezos, nosotros vamos hacia donde queremos llegar, zigzagueando, tropezando y poniéndonos una y mil veces de pie, así vamos a donde nosotros queremos. Somos como guerreros. Y las cicatrices un reflejo de nuestra grandeza hecha de las batallas ganadas y también de las perdidas, porque a pesar de todo y contra todo, seguimos andando. Y se me ocurre que un guerrero sin heridas es un guerrero sin honor. Nuestros machucones en cambio hacen más digno cada paso que damos.
    Lloro, extaño, sufro y maldigo. Perdí a mi hija y no encuentro a mi madre.
    Pero camino hacia adelante, así, tullido y todo, porque tengo motivos y porque todavía, porfiadamente, quiero terminar ganando.
    Porque además de roto estoy enamorado. Porque tengo lo que me queda y es más de lo que muchos sueñan tener alguna vez. Y entre todo eso te tengo a vos.
    Y así como usurpo este espacio que te pertenece, y en plan de seguir abusando, aprovecho para decirte, ahora que no me podés interrumpir, que te quiero mucho y estoy orgulloso de vos, más todavía que cuando te lo decía de niño y te daba las buenas noches. Más que ayer.
    Gracias por estar, por ser tan fuerte y lúcido, tan entrañable.
    Ves, ya estoy mejor, gracias a vos.

    ResponderEliminar