Y, cuando logremos alcanzar la meta, fuese o no la propuesta al comienzo del viaje, la satisfacción de saber que llegamos, que nuestro esfuerzo valió la pena, que ya estamos aquí, nos permitirá voltear la mirada, esbozar una sonrisa y darnos cuenta lo bello, entretenido e interesante del recorrido. Y ese, ese será nuestro mayor regalo.
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