Otra noche, esta vez otoñal, nos volvió a encontrar sonriendo y otra vez me miraste fijamente y otra vez mis piernas temblaron, mi garganta se anudó y volví a sentir aquel cosquilleo de la noche del primer encuentro. La misma mirada, la misma expresión, las mismas ganas de tomarte en mis brazos y que nos fundiésemos en un beso.
La tercera vez nos besamos. Y fuimos uno. Y el tiempo discurrió tan lento, tan lleno de caricias. Tus brazos me acurrucaron y abrigaron. Tú sonreíste una vez más, yo soñé plácidamente.
La tercera vez nos besamos. Y fuimos uno. Y el tiempo discurrió tan lento, tan lleno de caricias. Tus brazos me acurrucaron y abrigaron. Tú sonreíste una vez más, yo soñé plácidamente.